viernes, 29 de mayo de 2015

Charlie Charlie... No jueges con mi cerebro / Charlie Charlie, don´t play with my brain

Descubra qué tiene que ver la Ley de Newton con Charlie Charlie
Foto Mario Valencia
Tomado de El Colombiano
POR NATALIA OSPINA VÉLEZ | PUBLICADO HACE 9 HORAS


A Sir Isaac Newton no le sorprendería el juego de Charlie Charlie, él sabría que en esa experiencia ‘sobrenatural’ el tal demonio mexicano tiene nombre propio: gravedad. Esa ley sumada al torpe posicionamiento que adoptan los lápices impide que se queden quietos y se inclinen hacia un lado u otro.
Explica la BBC que “la posición de los lápices es tan inestable que la menor variación en el ambiente que los rodea puede afectar su equilibrio. Es decir, un pequeño temblor en la superficie donde están apoyados o un ínfimo movimiento de la corriente de aire provocado por la respiración, pueden hacer girar el lápiz”.
Por lo tanto, la única posibilidad de que los lápices permanezcan quietos es alineándolos perfectamente.

Una jugada del cerebro

Antonio Carlos Toro, psiquiatra y profesor del departamento de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, señala que lo desconocido genera temor, mucho más cuando se desconoce la explicación lógica del fenómeno, “en esas circunstancias el cerebro se pone hipervigilante haciendo falsas interpretaciones de las cosas, teniendo percepciones que no son, comienzan a imaginarse o a ver otras cosas y aumenta el miedo”.
Algo muy parecido a lo que ocurre cuando estamos solos o en la oscuridad, que percibimos ruidos y movimientos extraños como una forma de autocuidado del cerebro y de prevención del peligro.
Es que de vez en cuando el cerebro nos engaña y nos juega malas pasadas, mucho más en la juventud y la niñez, épocas de la vida en las que apenas comienza a estructurarse la personalidad.
Cuando no hay suficiente capacidad para enfrentar el miedo y hay incertidumbre, algunos somatizan ese temor y aparecen síntomas como desmayos o parálisis momentáneas, “ahí es cuando la gente dice que se trata de demonios, cuando en realidad lo que reflejan esos síntomas es la incapacidad de manejar una situación donde hay mucho miedo. El miedo lo necesitamos para sobrevivir, pero hay unas situaciones en las que nos sobrepasa y perdemos la capacidad de enfrentarlo. Hay unas personas que tienen más capacidad para hacerlo, eso se llama resiliencia, y la persona se sobrepone rápidamente a los eventos adversos”, advierte Toro.

Los peligros de la viralidad

Un débil sistema de valores y creencias aunado a la inmensa facilidad de acceder a contenidos en redes sociales son también otro punto crítico del asunto. “El juego de Charlie, Charlie es más un tema de viralidad que se genera en las redes y el interés que tienen los niños por estas cosas ‘paranormales’. Está claro que en la niñez y la juventud esos juegos son muy frecuentes. Por eso, los papás deben tener más control, más filtro para que sus hijos no caigan en este tipo de juegos”, explica Carlos Andrés Londoño, psicólogo especialista en consultoría en familia y redes sociales.
En resumen Charlie no es un asunto de fantasmas, es desconocimiento y falta de control. Las familias y la academia deben atender y acompañar más a esas generaciones de hoy tan expuestas a la tecnología y a estos movimientos, nocivos para muchos de ellos.
“De un tiempo para acá las figuras de autoridad vienen siendo el celular, el computador y el televisor. No hay una figura paterna, no en el aspecto masculino, sino en el sentido de quién impone las normas, los controles y quién sanciona lo que no es correcto, cuando esa figura no funciona se presentan estas cosas. También está la curiosidad innata de los niños que se va transformando con el tiempo, primero juegan con la ouija, luego con marihuana de manera experimental y 15 años después terminan en la calle”, concluye Londoño .

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